Me ofrecí a pintar tu retrato y te negaste
a posar.
Me ofrecí a pintar tu retrato
y aun sin modelo empecé a pintar;
eran trazos normales, de fácil discurrir,
dibujando contornos suaves,
los de aquel rostro juvenil.
Trazos rápidos, como caminando lo andado;
mis manos recordaban, cada punto, cada
palpitar,
cada temblor, cada tibieza, cada suspirar;
porque fueron muchas noches en que mis
sueños visitaste
y muchas las caricias que en ellos me
brindaste.
Me ofrecí a pintar tu retrato,
sin modelo, sin lienzo y sin pincel;
porque ya tenía tu imagen
plasmada en mi alma
y de tu aroma inundada mi piel.
Hoy, tan solo me queda tu retrato,
y mis sueños.
Y aunque no quisiste posar;
tu retrato y mis sueños...Nunca me los
podrás quitar.
Luis
e.
lindo poema! que inspiracion!!
ResponderEliminar