miércoles, 11 de enero de 2012

LA SONRISA DE LA SEÑORA




Tras sus ojos de brillo infantil
agazapada, casi invisible la tristeza asoma,
empañando la belleza juvenil
y el rostro sensual de la hermosa señora.

Imborrables cicatrices de vívidos amores
forjaron indomable, experto y hechicero
un espíritu blindado, a prueba de dolores;
no hay pasado,  ni recuerdos, tampoco rencores.

En los espejos del alma
agazapada, casi invisible la tristeza asoma
burlando la imagen comprensiva y sosegada
de la sensual y hermosa señora.

No hay pasado ni recuerdos, tampoco rencores,
solo la mirada firme y escrutadora
esa que todos disfrutan, esa que nadie ignora
y un gesto mezcla de dulce y acíbar,
que nadie percibe… Cuando ríe  la señora.

LUIS E.

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